jueves, 29 de octubre de 2009

La fidelidad a la historia es la que origina el final.

La vida es como los cuentos, hay que librar grandes batallas para salvar la causa perdida y llegar al final feliz.

Terminaron las dos semanas del go green y de la “abstinencia”. ¿Qué aprendí de todo esto? Que siempre es momento de repensar el camino, tomar una nueva vereda aunque nos de miedo. Sí, claro, también lo estoy pensando ya… ni que por dos semanas se pudiera cambiar una vida… pero la verdad es que sí.

Quizá no son las dos semanas sino el mood en el que entré, uno en el que tenía que cumplir mi promesa aunque la rompiera. Una y otra vez había que recomenzar y cada vez más difícil ya que una vez que rompes tu propia promesa, crees que bueno ¡hombre!, si ya la rompí –ya me tomé una- ¿por qué no otra y otra?

Pienso que así es la vida. Nos hacemos una infinidad de promesas: seguir la dieta, tomar menos, cumplir lo que le prometimos al Grandote de allá arriba y que hemos roto cientos de veces, acercarnos a nuestros padres cuando estamos lejos, seguir perdonando a otros y a nosotros mismos; mil y sinfín de mandas por cumplir para terminar rompiéndolas y luego hundirnos en la justificación de que una vez rota, pues ya equis, ¿no?… ya no importa, ya no pudimos cumplirla.

Pero la neta es que debemos intentarlo nuevamente, para ser fieles, ganar la batalla final y que esta historia tenga una moraleja. Obviamente esta idea no es mía, proviene de mi parte favorita de una película de la que soy fans: “El señor de los anillos: las dos torres.”

Para los que han visto semejante peliculón, aún así será difícil recordar esta escena ya que cada cuadro contiene mil cosas para pensar. Mi parte favorita lo es porque me hace pensar cómo es que a todo héroe y en todos los cuentos, le aparece el momento en el que se rinde y desea dar marcha atrás, pero no lo hace -no porque no pueda hacerlo- sino porque hay alguien a su lado que le recuerda que debe seguir adelante. ¡Ya me lo estoy imaginando! Copio la escena:




!Hay wow, me encanta! No puedo evitar admirar esa escena cada vez que la veo ¿qué sería de Frodo sin Sam? pero más, ¿cómo es que podemos llegar al fin de la historia si no lo conocemos?, ¿qué papel tenemos en la historia? ¡¿Cómo terminamos en esta historia?!

Un gran amigo mío luego me mandó el mismo diálogo entre Frodo y Sam, pero el del libro. Lo pongo ahora y luego pondré la diferencia que me hizo notar mi cuate:


Frodo: -A mí no me gusta nada de aquí: piedra y viento, hueso y aliento. Tierra, agua, aire, todo parece maldito. Pero es el camino que nos fue trazado.

-Sí, es verdad –dijo Sam-. Y de haber sabido más antes de partir, no estaríamos ahora aquí seguramente. Aunque me imagino que así ocurre a menudo. Las hazañas de que hablan las antiguas leyendas y canciones, señor Frodo: las aventuras, como yo las llamaba. Yo pensaba que los personajes maravillosos de las leyendas salían en busca de aventuras porque querían tenerles, y les parecían excitantes, y en cambio la vida era un tanto aburrida: una especie de juego, por así decir. Pero con las historias que importaban de veras, o con esas que uno guarda en la memoria, no ocurría lo mismo. Se diría que los protagonistas se encontraban de pronto en medio de una aventura, y que casi siempre ya tenían los caminos tratados, como dice usted. Supongo también que ellos, como nosotros, tuvieron muchas veces la posibilidad de volverse atrás, sólo que no las aprovecharon. Quizá, pues si las aprovecharan tampoco lo sabríamos, porque nadie se acordaría de ellos. Porque sólo se habla de los que continuaron hasta el fin… y no siempre terminan bien, observe usted; al menos no de ese modo que la gente de la historia, y no la gente de fuera, llama terminar bien. Usted sabe qué quiero decir, volver a casa, y encontrar todo en orden, aunque no exactamente igual que antes… como el viejo señor Bilbo. Pero no son esas las historias que uno prefiere escuchar, ¡aunque sean las que uno prefiere vivir! Me gustaría saber en qué clase de historia habremos caído.

-A mi también –dijo Frodo-. Pero no lo sé. Y así son las historias de la vida real Piensa en alguna de las que más te gustan. Tú puedes saber, o adivinar, qué clase de historia es, si tendrá un final feliz o un final triste, pero los protagonistas no saben absolutamente nada. Y tú no querrías que lo supieran.

(…) SAM: “¡Cáspita, pensar… pensar que estamos todavía en la misma historia (la historia de los héroes del Anillo)! ¿Las grandes historias no terminan nunca?

-No, nunca terminan como historias –dijo Frodo-. Pero los protagonistas llegan a ellas, y se van cuando han cumplido su parte. También la nuestra terminará, tarde… o quizá temprano.

(…) (Sam): “Los planes grandes e importantes no son para los de mi especie. Me pregunto sin embargo si algún día apareceremos en las canciones y en las leyendas. Estamos envueltos en una, por supuesto; pero quiero decir: si las pondrán en palabras para contarla junto al fuego, o para leerla en un libraco con letras rojas y negras, muchos, muchos años después. Y la gente dirá: “¡Oigamos la historia de Frodo y el Anillo!”. Y dirán: “Sí, es una de mis historias favoritas. Frodo era muy valiente ¿no es cierto, papá?”. “Sí, hijo mío, el más famoso de los hobbies, y no es poco decir”



Copio la reflexión de mi amigo Pedro, la que me ha ayudado a resolver mis propias preguntas. Para Peter Jackson hay que serle fieles a nuestra historia por dos motivos: (i) el final está asegurado, y (ii) el bien que existe hace que la cualidad de ese final hace que merezca la pena pelear por él.

Quizá Tolkien dice lo mismo a lo largo del libro. Pero en el capítulo en el que dice algo parecido en el original, el final de la historia no es la que nos invita a seguir peleando por él. Lo importante es formar parte de una historia que contamos junto a otros; una historia que nos es dada. Parece que para Tolkien, lo importante de la historia no es sólo que el final vale la pena, sino también (i) la grandeza del conjunto de la historia, (ii) el capítulo que se nos es dado y (iii) el resto de los personajes con que nos encontramos en la misma parte de nuestra historia común.

En Tolkien, parece que el final no está asegurado, necesita de nuestra fidelidad para que éste llegue.
En Jackson, parece que el final seguramente llegará, y por eso hay que ser fieles. En la película, uno se anima a ser fiel por que el final está asegurado; en el libro, la fidelidad es la que origina el final.”

La fidelidad a la historia es la que origina el final. Uffff, pienso ahora… sí que soy fans de esta peli, pero ¿por qué es que tiene tanto impacto en mí? Quizá deseo tener un destello sobre cómo debiera ser el final de esta, mi propia historia, para serle aún más fiel. Pero para qué me hago tonta si bien que sé cuál es el final de mi historia, si es que le soy fiel.

Creo que cada uno sabemos por lo menos que debemos sernos fieles primero a nosotros mismos: a nuestros sueños, convicciones, a eso que el grillito en la noche ya cuando estamos a punto de dormir nos recuerda como lo bueno o lo malo del día, para evitarlo o repetirlo… Al final quiero ser una buena persona, una que haya podido ser de ayuda para los demás, que pueda hacer feliz a mi significant other, a mi familia, a mis amigos, a mi comunidad por lo menos. En lo personal también quisiera llegar a ese final en el que además, el Grandote me abra los brazos misericordiosamente y me deje pasar el resto de la eternidad con él.

Pero bueno ya basta, ahora sí que me he puesto filosófica… Pero igual le sigo tantito más porque creo que vale la pena…

Ya pasaron las dos semanas y ni modo que ya no escriba, si sigo teniendo el complejo de exhibicionista, ¡no se me ha quitado!. Sino tuviera el complejo de exhibicionista, ¿por qué sentiría la necesidad de escribir mis tonterías y que alguien más las lea? La verdad es que es buen momento para agradecerle a esos otros por leerlas y por su feedback que me ha ayudado cañón a pensar y a disfrutar estos momentos de cambio; también agradezco su confianza y sus comentarios.

Ya que estoy en estas quiero agradecer a mis “Sams” ya que, aunque no me considero la heroína de una historia, siempre han estado ahí para que, a pesar de mis vueltas hasta requeté atrás, me echan la mano para volver y retomar el camino. ¡Qué sería sino de mí!

A pa’ compromiso… Intentaré descubrir cómo es que puedo ser fiel a la historia para que se origine “el final feliz”.

A ver qué sale de esto.

http://elmundodeyuyis.blogspot.com

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