jueves, 1 de julio de 2010

A propósito de la Conferencia Mundial de la Juventud

Los jóvenes, estamos comprometidos en hacer realidad el reconocimiento de la dignidad de la persona lo que significa ver a la otra persona como otro yo por quien vale la pena dar la vida, ese otro que merece ser tratado con amor, solidariamente y que por tal motivo, nos hace empeñarnos en crear, realizar y trabajar profesional y organizadamente para y hacer de la realidad y el entorno de cada uno, una más justa y solidaria. 

¿Cómo llevamos adelante esta labor titánica, crítica con raíces tan profundas en un mundo que cada día pide más rapidez, practicidad y resultados?

Primero que nada a través de nuestro compromiso efectivo en causas dedicadas a la promoción del desarrollo integral propio y de los demás, del desarrollo social y comunitario, de la promoción de los derechos humanos, sociales y políticos individuales y colectivos, comprometidos con la vivencia de la equidad de género y la complementariedad entre hombres y mujeres, la generación de oportunidades para todos, la creación de vías y proyectos para la erradicación de la pobreza y la promoción de la salud, la vida, la vivienda y el empleo digno para todos. 

Es a través de experimentar en la realidad lo que significa la persona, su valor y los mejores modos en los que podemos ayudar en los que encontramos la respuesta a la pregunta quién soy yo y para qué estoy aquí. Esta es uno de los descubrimientos fundamentales que estoy segura, todos los jóvenes que se entregan a los demás, experimentan. 

En definitiva, en el fondo de nuestras intenciones, aspiraciones y de nuestro trabajo, vemos en cada persona a la humanidad entera, porque nuestro trabajo tiene miras de mejorar la calidad de vida y el desarrollo de esta y de las siguientes generaciones. 

Participar en la Conferencia Mundial de Juventud es una oportunidad única en la vida. En el marco de las fiestas del Centenario y Bicentenario, México es sede de esta Cumbre Mundial. Este es un momento especial en el cual los reflectores de todas partes del mundo mirarán a Nuestro País y a sus Jóvenes. Así mismo, coadyuvará y este es uno de mis deseos más grandes, a que intentemos con todas nuestras energías en aras de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, mirar el rostro de cada uno de los jóvenes para que en conjunto nosotros, los jóvenes de la sociedad civil, gobierno y parlamentarios, reflexionemos sobre las iniciativas sociales, las políticas públicas y las legislaciones necesarias para la promoción de la vida, la dignidad, la mejora de la calidad de vida y el desarrollo integral de cada uno.

Parafraseando a uno de los personajes más grandes de la Historia del Siglo XX*. Hoy estamos aquí reunidos para afirmar que en este siglo no nos prestaremos a ser instrumentos de violencia y destrucción, defenderemos la paz, a costa de nuestra propia vida si fuese necesario. No nos conformaremos con un mundo que tiene todo para desarrollarse y en el que otros seres humanos mueren de hambre, son analfabetos, sufren, están sin trabajo y se sienten solos. Los jóvenes de este siglo estamos comprometidos a defender la vida y su desarrollo terreno, este entorno que heredaremos a las siguientes generaciones. Nos esforzaremos con todas nuestras energías para ser de esta tierra, una más habitable para todos. 

Esperamos que la Conferencia Mundial de la Juventud geste las condiciones para hacer de los ideales anteriormente mencionados de algún modo, una realidad global.

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