martes, 6 de julio de 2010

Para Don Pedro.


Este es el tributo público que le rindo a un hombre que amo con locura y por quien debo confesar, sollozo por las noches desde hace unos días. Es que mi corazón se rinde ante el pensamiento de que tiene un largo camino recorrido en el que ya ha podido ver los diversos frutos de su vida, una que ha sido larga... ahora vive momentos en los que ha encontrado algunos obstáculos en el camino y aún así no se rinde.

Tienes más de ochenta años de historias que contar, sobre tantas cosas y el tiempo es a veces tan poco que no nunca será suficiente para disfrutarlas.

Eres un hombre fuerte, y cómo no, si viviste mucha dureza en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial. 

Te faltó el amor cotidiano de tus padres por circunstancias de la vida, pero salieron adelante tú y tus hermanos y decidiste venir a México que ahora es tu casa, después de vivir en República Dominicana y Estados Unidos.

Tienes una lógica distinta. Hay que conocerte bien para amarte mejor.

Te enamoraste de una Tapatía guapísima -una mujer de una pieza- y te quedaste a hacer familia en Guadalajara. Juntos comenzaron una familia grande, ahora 17 nietos y 1 bisnieto.

Eres un hombre del siglo pasado y como tal puedes contar desde tu perspectiva la Historia. Me fascinan las historias que cuentas de tu infancia en España, Francia, República Dominicana, Nueva York,  Missouri; tu vida familiar en León, Aguascalientes, la Guadalajara de antes... Estuviste en todos lados! No importa cuánto me las repitas, siempre aprendo algo contigo.


Aunque poco viviste en León, España, siempre la has llevado en tu corazón como tu ciudad natal. No sé cómo haces para acordarte de tantos detalles. Recuerdo la alegría que te dió cuando te mostraron las fotos de León en la actualidad, reviviste cada rincón.

Me has dado muchos momentos de alegría. Los negativos ni los recuerdo, porque me das siempre mucho amor, eso sí a tú manera. Uyy qué momentos cuando a media noche en Navidad nos despertabas para salir corriendo a ver "la estrella"… moríamos de emoción al sonar de tu campana.

Nada más bonito cuando vuelvo a Guadalajara y visitarte antes que nada… Tú esperándome, contento de volver a verme. Siempre eres lo primero que quiero ver cuando vuelvo a casa. En ti veo mi infancia, mi adolescencia y muchos de esos momentos felices que vivimos en familia cuando íbamos a tu casa, la casa de Mamá Tere y Father. Cuántas alegrías, cuántos retos, cuántas comidas juntos y cuántas vivencias compartimos allí. Recuerdo que cuando hacíamos travesuras te enojabas un montón!  Ah qué Don Pedro. …extrañas mucho a Mamá Tere.

Cuando vuelvo a casa quieres escuchar mis historias y que te cuente de esos lugares tuyos que ya no has visitado pero están contigo.

Ya no eres ese roble... Pero tu siempre seguirás siendo roca en mi vida.

Haces rabiar a mis tíos y tías y a mamá, pero todos te aman y también quieren que te mejores para que sigas echándonos bromas.

Eres un hombre sencillo. Tienes una sonrisa hermosa... Te ríes por cualquier cosa. A veces cuando te contamos algo te haces el que no nos oyes sino te conviene, no te creas que no nos damos cuenta…

Te extraño mucho. Me gustaría estar cerca para cuidarte como tú lo hiciste cuando mis hermanas y yo más lo necesitábamos. Tenías tu modo particular de estar ahí, el cual reconozco y agradezco.

Me pone triste que no estés tan bien. Te llevo en cada momento en el corazón y en la mente. Iré a verte pronto. Tengo tantas cosas nuevas que contarte!

Mi Father, mi Don Pedro: cuídate y espérame, que estaré allí pronto para que sigamos caminando juntos y pueda escuchar más de tus aventuras y sueños.

Estoy profundamente agradecida contigo. Atesoro el tiempo que he pasado contigo, que seguiré pasando y que pasará... cuando Dios así lo quiera. 

Y cuando pase, el día que sea, en el momento que llegue la noche en tu camino y Dios te lleve de su mano, estoy segura de que serás plenamente feliz porque te reencontrarás con todos tus seres amados que te esperan, en especial tu amada Mamá Tere.

Te amo abuelo, gracias por hacerme tan feliz. 




jueves, 1 de julio de 2010

A propósito de la Conferencia Mundial de la Juventud

Los jóvenes, estamos comprometidos en hacer realidad el reconocimiento de la dignidad de la persona lo que significa ver a la otra persona como otro yo por quien vale la pena dar la vida, ese otro que merece ser tratado con amor, solidariamente y que por tal motivo, nos hace empeñarnos en crear, realizar y trabajar profesional y organizadamente para y hacer de la realidad y el entorno de cada uno, una más justa y solidaria. 

¿Cómo llevamos adelante esta labor titánica, crítica con raíces tan profundas en un mundo que cada día pide más rapidez, practicidad y resultados?

Primero que nada a través de nuestro compromiso efectivo en causas dedicadas a la promoción del desarrollo integral propio y de los demás, del desarrollo social y comunitario, de la promoción de los derechos humanos, sociales y políticos individuales y colectivos, comprometidos con la vivencia de la equidad de género y la complementariedad entre hombres y mujeres, la generación de oportunidades para todos, la creación de vías y proyectos para la erradicación de la pobreza y la promoción de la salud, la vida, la vivienda y el empleo digno para todos. 

Es a través de experimentar en la realidad lo que significa la persona, su valor y los mejores modos en los que podemos ayudar en los que encontramos la respuesta a la pregunta quién soy yo y para qué estoy aquí. Esta es uno de los descubrimientos fundamentales que estoy segura, todos los jóvenes que se entregan a los demás, experimentan. 

En definitiva, en el fondo de nuestras intenciones, aspiraciones y de nuestro trabajo, vemos en cada persona a la humanidad entera, porque nuestro trabajo tiene miras de mejorar la calidad de vida y el desarrollo de esta y de las siguientes generaciones. 

Participar en la Conferencia Mundial de Juventud es una oportunidad única en la vida. En el marco de las fiestas del Centenario y Bicentenario, México es sede de esta Cumbre Mundial. Este es un momento especial en el cual los reflectores de todas partes del mundo mirarán a Nuestro País y a sus Jóvenes. Así mismo, coadyuvará y este es uno de mis deseos más grandes, a que intentemos con todas nuestras energías en aras de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, mirar el rostro de cada uno de los jóvenes para que en conjunto nosotros, los jóvenes de la sociedad civil, gobierno y parlamentarios, reflexionemos sobre las iniciativas sociales, las políticas públicas y las legislaciones necesarias para la promoción de la vida, la dignidad, la mejora de la calidad de vida y el desarrollo integral de cada uno.

Parafraseando a uno de los personajes más grandes de la Historia del Siglo XX*. Hoy estamos aquí reunidos para afirmar que en este siglo no nos prestaremos a ser instrumentos de violencia y destrucción, defenderemos la paz, a costa de nuestra propia vida si fuese necesario. No nos conformaremos con un mundo que tiene todo para desarrollarse y en el que otros seres humanos mueren de hambre, son analfabetos, sufren, están sin trabajo y se sienten solos. Los jóvenes de este siglo estamos comprometidos a defender la vida y su desarrollo terreno, este entorno que heredaremos a las siguientes generaciones. Nos esforzaremos con todas nuestras energías para ser de esta tierra, una más habitable para todos. 

Esperamos que la Conferencia Mundial de la Juventud geste las condiciones para hacer de los ideales anteriormente mencionados de algún modo, una realidad global.

a